—Le estas cogiendo el tranquillo. Me encanta... No quiero que pares, pero vamos a probar otra cosa. Confía en mi.
Me dijo que me tumbara, y ella volvió a ponerse encima no sin antes darle unos cuantos lametones a mi pene con la boca.
—Perdona, —dijo— no me pude resistir. Me encanta comerla, pero hoy de momento jugaremos de otra manera. Pero tranquilo, no sufrirás jiji.
La verdad a mí ya me daba igual todo. Ella estaba subida encima de mí, con la polla tiesa junto a la mía. Entonces las agarró con las dos manos y empezó a pajearnos frotando la una con la otra. No sabría describir las sensaciones. Era algo nuevo, nunca había cruzado mi polla con otra, pero ahí estaba, con la tranca de Elena, la cual era ya incluso mas grande que la mía. Debía ser de unos 18 o 19 cm por lo menos.
—¿Te gusta notar nuestras pollas, pajeándose a la vez, David? —me preguntó.
—No puedo decir que no —le dije. Y era la verdad. No sabría por qué, pero verla encima de mí con esas tetas y restregando nuestros miembros me excitaba sobremanera.
Siguió así un buen rato hasta que me pasó el testigo.
—Ahora inténtalo tú, pero prepárate. Quiero que te corras conmigo.
No titubee. Estaba tan excitado que quería ver en cómo acabaría todo. Sobre todo si pienso en la de veces que me he corrido viendo cómo se corrían las trans en internet. Esa explosión de placer y esos ríos de semen... ¿Cuánto se correría Elena?
Así que agarré las dos pollas como pude y las empecé a frotar. Era como tener una polla enorme, pero había algo de complicidad en pajear ambas a la vez. Elena se dejó llevar por mis movimientos. Mi glande rozaba con el suyo y nuestras pieles subían y bajaban al unisono.
—No pares David, dale mas duro. Te avisaré cuando me corra, te lo prometo. Tú aguanta... Quiero correrme contigo, pero no pares... ahhh...
Elena emitía pequeños jadeos. Decidí subir el ritmo. A veces agarraba solo su polla y la masturbaba frenéticamente para igualar nuestras energías. Pero quería que se corriese cuanto antes... Volví a juntarlas nuevamente.
Advertisment