El primer chico que me folló

Soy Gabriela, tengo 19 años, soy transexual, femenina y pasiva. La historia que comparto sucedió cuando era adolescente, a mis 15 años, cuando perdí la virginidad con un amigo vecino de mi misma edad. Ocurrió mientras estaba sola en mi casa y; Julián, mi vecino, fue a buscarme para que le ayudara con asuntos del colegio que no entendía. Cuando llegó, tocó el timbre, y como no fue atendido, insistió sin respuesta; y al ver la puerta entreabierta de la entrada de mi casa, simplemente entró, pues, sabía que yo estaba allí.
¿Dónde estaba yo?...se preguntarán. Les cuento lo que hacía cuando llegó este chico. Mientras estaba estudiando, al quedarme sola en casa, tuve muchas ganas de jugar con las cosas de mi mamá. En aquel entonces era un adolescente afeminado que trataba de reprimir mis inclinaciones transexuales; así que cuando se daba la oportunidad de estar solita, me maquillaba, me vestía de mujer...me resultaba excitante, verme al espejo con apariencia femenina y mientras me introducía los dedos en mi ano, me masturbaba secretamente hasta llegar al orgasmo de forma solitaria, mientras fantaseaba que un chico me follaba.
Aquél día, dejé los libros en la mesa, me fui a la habitación de mamá y, así comenzó el juego erótico y mi pequeña transformación transexual. Lo primero que hice fue desvestirme...luego elegí lencería de mi madre. Me puse brassier y una braga transparente; era un conjunto de lencería fina de mi madre, de color rojo fuerte. Me puse un portaligas de mamá y unas medias largas de nylon. Encima me puse un vestido rojo ajustado y corto que encontré en el guardarropas de mamá. Me calcé unas sandalias negras y altas. Me puse una peluca negra de mi madre y me coloqué anillos, pulsera, aretes y un collar que encontré. A continuación, me maquillé. Me pinté las uñas de mis manos con un esmalte de color blanco; pinté mis párpados, mis cejas y pestañas; le puse color a mi rostro y; con un lápiz labial, pinté de rojo mi boca. Me puse el perfume más costoso de mamá y, mientras me miraba en el espejo sentí los pasos y la voz de Julián dentro ya de mi casa.